Huapango
Torero
Tomás Méndez
Mientras que las vaquillas son
en el tentadero
única y nada más,
nada más pa’ los toreros,
por fuera del redondel,
por cierto, de piedras hecho,
sentado llora un chiquillo,
sentado llora en silencio.
Con su muletilla enjuga
sus lágrimas de torero.
Con su muletilla enjuga
sus lágrimas de torero.
La noche cae en silencio,
la luna cuelga, cuelga allá lejos,
se empiezan a acomodar
las estrellas en el cielo
y rumbo hacia los corrales
se ve al chiquillo que va resuelto,
él quiere torear un toro
su vida pone por precio.
Silencio…
Los caporales están durmiendo,
los toros,
los toros en los corrales
andan inquietos.
Un capote en la noche
a la luz de la luna quiere torear.
Silencio…
De pronto la noche hermosa
ha visto algo y está llorando.
Palomas, palomas blancas
vienen del cielo, vienen bajando…
Mentira si son pañuelos,
pañuelos blancos llenos de llanto
que caen como blanca escarcha
sobre el chiquillo que ha agonizado.
Toro, toro asesino, ojalá y te lleve el
diablo.
Toro, toro asesino, ojalá y te lleve el
diablo.
Silencio… Los caporales están llorando. |